Una antigua idea
Reconozco que la pregunta me intriga, y como no sé cómo abordarla, lo hago desde el principio. Quiero saber qué lleva a un grupo de padres y madres que apenas se conocen a formar un grupo de teatro… musical.
—“Éramos alumnas. Y padres de alumnos” —dice Lola— Empezamos por el baile. Aunque yo me apunté porque vi uno de los festivales y me dije que quería estar ahí.
Lola lleva más de 14 años en la academia. Empezó cuando se daban clases en el colegio María Moliner. Primero fue la danza moderna; luego, el claqué. Y de ahí al teatro musical. Igual que Rafa. Solo que a él ni remotamente se le había pasado por la cabeza la idea de hacer teatro. Él empezó por sus hijos y quería hacer claqué.
Su primera obra fue «El mago de Oz». Había muchos papeles para adultos
En realidad, Sally siempre había querido formar un grupo de mayores. Se había dado cuenta de que en los musicales de la academia rara vez quedaban papeles para ellos. Una frase aquí, otra allá, poco más. Nada de musicales específicos para adultos. Y mucho menos formación especializada.
Sally amasó la idea durante un tiempo. Un buen día lo habló con algunos de ellos. Les gustó. Comenzaron con El mago de Oz porque en la obra había muchos papeles para adultos.
—Yo empecé diciendo la frase “se acerca un tornado” —recuerda Rafa.
—¿Cantando? —pregunto.
—No, hablando.
—¿Y qué hay de cantar? Porque este es un teatro musical.
—Se hace mucho playback. Y el que puede cantar, canta —dice Sally—. Cantar todos implicaría mucha inversión. Harían falta diademas. No estamos a ese nivel todavía.