Así viví el ayuno del Ramadán

He decidido acompañar a Otman Aghmir “Oti”, vecino y amigo, y ayunar con él en su primer día de Ramadán. Cuando alguien me preguntan para qué, qué sentido tiene si no soy musulmán, mi respuesta es sencilla: para entender. Aunque solo sea por un día. Esta es mi crónica de un ayuno deseado.

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Ramadan mubarak

A las 17:20 horas me subo a la bici. No he comido ni bebido nada desde la noche anterior. Me siento bien, pero al pedalear me cuesta un poco más de lo habitual. Solo al principio. Oti me espera en la puerta de la barbería. En el interior hay seis personas más: dos empleados y cuatro clientes. Solo algunos son musulmanes.

Insisto a Oti en la necesidad de hacerle la foto, pero no consiente. «No me hago fotos. Por no tener no tengo ni redes sociales». Será Mohamed Reda, barbero de Tánger, quien se prestará para la foto. Como Oti, Mohamed cumple con el ayuno del Ramadán. Lo lleva bien, me dice. Y posa para la cámara de mi móvil.

Mohamed Reda en la barbería Otinour. ©YOURHOMETOWN

Después, aprovecho para charlar con Oti. El ambiente es distendido. Viste una camiseta verde típica americana. En la calle un coche pasa con música en árabe a todo lo que da de sí. Oti me dice que lo que lleva puesto son versículos del Corán.

Tanto él como su mujer ayunan, pero no sus hijos. Prepararles la comida es algo que no les afecta. El verlos comer y beber, tampoco. «Con esta temperatura el ayuno se lleva bien», me dice. «Cuando cae en verano es mucho peor. Además, como no fumo ni bebo café, apenas noto la abstinencia». Le digo que un día es fácilmente soportable, pero imagino que llevar 25 será otra cosa. «En Tetuán hay gente que no sale a la calle. Si saliese los tendrían que detener. Es imposible hablar con ellos. Están de los nervios».

El Ramadán termina este año el 20 de abril. Oti no piensa en ello. Prefiere no hacerlo. Va día a día. Mientras, espero a las 19:37, la hora en la que acaba el ayuno por hoy, pregunto a Oti que comida le espera en casa. «La gente suele atiborrarse pero yo no como mucho. Habrá harira (sopa de pollo, ternera, tomate, lentejas, garbanzos y cilantro), fatay (empanadillas rellenas), briwat (hojaldre crujiente) . Y dulces, pero los de verdad, no los que venden por ahí». Le pido que me mande una foto. Me la manda a las 23:01 horas, justo cuando yo también termino de cenar.

Ha sido un día largo. Fácil de sobrellevar pero largo. La experiencia me ha permitido comprender que el ayuno no es más que un mero acto de abstinencia, sino una forma de fomentar la espiritualidad. En el ayuno, en la oración, en la reflexión y en el hacer comunidad y cohesionar las familias, ahí es donde reside la verdadera esencia del Ramadán.

Ramadan mubarak, habibi. Gracias por permitirme compartir este día contigo. Hasta el año próximo.

JULIÁN DUEÑAS

Licenciado en Periodismo y Máster en Escritura Creativa por la Universidad Complutense de Madrid, Máster en Dirección de Comunicación y Publicidad por ESIC. Profesional con 30 años de experiencia, los últimos 15 de ellos como director de la revista GEO, puesto que simultaneó durante otros cinco años con la dirección de la revista gastronómica BEEF! La publicación fue galardonada con el Premio Nacional de Gastronomía bajo su dirección. Es miembro de la Asociación de la Prensa de Madrid (APM).

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