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Federico Corasaniti, el hombre que sostuvo en sus manos el corazón de Maradona

Al cumplirse dos años de la muerte del astro argentino Diego Armando Maradona y en plena euforia del Mundial de Qatar, hablo con el médico forense que le realizó la autopsia. Después de unas horas con él, no sé si esta historia le cambió la vida o ya quería cambiarla de antes. Lo que sí sé es que ha sido diferente. Tanto que 18 meses después abandonó su oficio, agarró a su familia y vino a Villanueva de la Cañada para abrir un café-bar donde sirve desayunos a dos euros, milanesas con papas fritas y cócteles Moscow Mule.

Empezar

La balanza nunca miente

—503. Pesaba 503 gramos. El corazón de Maradona.

Los recuerdos de aquella mañana del 25 de noviembre de 2020 también pesan. Los cánticos de los aficionados velando al mito: la barra brava de Gimnasia en una de las calles que rodea el hospital; la hinchada de Argentina en el lado opuesto. El grito que parece un himno reptando por el suelo, filtrándose por  puertas y ventanas, alcanzando la morgue: Diegooo, Diegooo, oe, oe… La cámara fija a los pies de la mesa morgami. El cameraman grabando por encima de su hombro derecho. Él interviniendo. Describiendo. Grabando. “Cerebro congestivo, petequias en sustancia blanca, edematosos…”. Cinco expertos tomando notas frenéticas. El fotógrafo haciendo fotos a su izquierda.

—El corazón de Maradona era casi el doble de un corazón normal.

—¿De tamaño?

—De peso. Un perito no puede juzgar por el tamaño, salvo que sea algo burdo. Puedes juzgar la forma. Y el peso. El peso siempre. La balanza nunca miente. Y las paredes finitas, así, bien dilatado. Estaba bien dilatado. La pared, en rigidez cadavérica, tiene que medir, la pared del ventrículo izquierdo, hasta 2,3 o 2,4 centímetros. La de Maradona medía siete milímetros, un centímetro en algunos lados. Hiperdilatado. Era un corazón insuficiente, crónico.

Hablamos de Maradona y ni siquiera sé si le gusta el fútbol. En México 86, la última vez que Argentina ganó un mundial, Federico Corasaniti tenía nueve años.

—Me encanta. Tengo un tatuaje —me lo enseña— de la Copa Libertadores que ganamos a Boca acá en el Bernabéu en 2018. Imagínate. Claro que sí.

—Pero tuviste el corazón de Maradona en tus manos…

—Yo estaba en modo perito. Bueno, cuando llegamos al tiempo del tórax, cuando se desprende el corazón y lo agarro y me voy hacia la balanza, digo, ¡puta, tengo el corazón de Maradona en la mano! Entonces titubeo. Carlos Cassinelli, el director, me ve y me dice: Fede, ¿estás bien? Y ahí como que fue una cachetada y volví al modo perito.

Federico Corasaniti es una persona racional. Por formación, por convicción. No cree en casualidades.

—¿Sabés cuántos peritos oficiales éramos en el quirófano? Once. ¿Y cuántos formamos la Junta Médica posterior? Once. ¿Y sabés cuántos jugadores entran en una cancha?

Las reuniones con los peritos de parte, sin embargo, fueron 14.

— 14, sí, ya no recuerdo. Después te digo.

—¿Te presionaron? —Presiones he tenido muchas, hice muchas autopsias de gente famosa. Tuve una vedette que creo que estuvo en Gran Hermano acá, Natacha Jait, que denunció una red de pedofilia y bueno, me tocó hacerla. Ahí tuve mucha presión…


JULIÁN DUEÑAS

Licenciado en Periodismo y Máster en Escritura Creativa por la Universidad Complutense de Madrid, Máster en Dirección de Comunicación y Publicidad por ESIC. Profesional con 30 años de experiencia, los últimos 15 de ellos como director de la revista GEO, puesto que simultaneó durante otros cinco años con la dirección de la revista gastronómica BEEF! La publicación fue galardonada con el Premio Nacional de Gastronomía bajo su dirección. Es miembro de la Asociación de la Prensa de Madrid (APM).

7 Comments

  1. Conozco a Fede y a Caro ,hace años . Fede tuvo casos emblemáticos y en autopistas que fueron cruciales para definir desde un asesinato,hasta clarificar un accidente. Cómo diríamos en Argentina un profesional elite . Caro fue la pediatra de uno de mis hijos ….. Para los que estamos en nuestra tierra fue una gran sorpresa la decisión que tomaron y lo digo desde un círculo muy íntimo. Las oportunidades y los frutos de aquellos que lo han dejado todo a nivel profesional y como persona ,hoy por hoy es una asignatura pendiente en nuestro bendito país . Hace que aquellos que tengan la oportunidad de probar aires nuevos ,le dé un sentido a la vida .

    Si llegas a tener la oportunidad de volver a verlos , porfavor diles que desde el fin del mundo,en un lugar llamado Don Torcuato,partido de Tigre , Buenos Aires, Argentina.
    Emiliano Salas pudo leer su historia.

    Abrazo gigante

  2. Julian, hacia tiempo que no leia algo como a mi gusta. Me ha fascinado la forma de contar la historia, ampliamente descriptiva, jugando a la rayuela en la frontera de la informacion y la narrativa. He viajado por un ratito a un policial el cual confidente de gafas oscuras y casi proscrito revela datos a un periodista que busca su Watergate. Gracias y felicitaciones!

  3. Estimado Julián! Que profunda esa descripción de ese ser humano tan cálido como lo es Federico. Hombre de gran corazón, compañero, siempre con las palabras justas. Tambien he tenido el placer de trabajar con él. Era un gusto para mí aprender desde su conocimiento. Cómo decimos en Argentina, es un crack! Caro, muy amable las veces que la traté. A muchos nos dió tristeza absoluta cuando supimos que emprenderia nuevos aires. Fue su decisión. Nadie lo aceptaba, bajo ningún punto de vista que él nos dejara casi desolados. En fin. Quedé apenada pero feliz por saber que él y su familia están bien. Dile por favor Julián, que aquí se lo extraña a horrores . Envíale de mi parte, Flavia y de mi hija Sofía, que vivirá en nuestros corazones eternamente. Y tú, un periodista de la hostia. Mil felicitaciones por la entrevista.

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