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Federico Corasaniti, el hombre que sostuvo en sus manos el corazón de Maradona

Al cumplirse dos años de la muerte del astro argentino Diego Armando Maradona y en plena euforia del Mundial de Qatar, hablo con el médico forense que le realizó la autopsia. Después de unas horas con él, no sé si esta historia le cambió la vida o ya quería cambiarla de antes. Lo que sí sé es que ha sido diferente. Tanto que 18 meses después abandonó su oficio, agarró a su familia y vino a Villanueva de la Cañada para abrir un café-bar donde sirve desayunos a dos euros, milanesas con papas fritas y cócteles Moscow Mule.

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Un caso con nombre de tormenta tropical

La autopsia de Maradona es la más conocida pero no la más importante. Ni siquiera la que más le impactó. El caso que le volteó las entrañas y le provocó destrozos internos de los que aún no ha logrado reponerse le llegó con nombre de tormenta tropical y la violencia perturbadora de lo incomprensible: Enma.

Enma Laurentino.

—Es el único caso que no voy a poder olvidar nunca. Nunca. Solo recordarlo me pone la piel de gallina.

El caso Enma Laurentino comenzó con otra llamada. Esta vez del fiscal de Género, Diego Callegari, al que conocía desde su puesto como secretario de la fiscalía. “Fede, necesito que vengas. Hay algo que no me cuadra”, le dijo. Para lo que encontró al llegar a una casa de clase media en Don Torcuato, en Tigre, carece de explicación racional. Una niña de seis años que muere desnutrida, abusada sexualmente y con más de 100 lesiones en su cuerpo.

— El expediente del juicio pesaba 10,200 kilos, lo mismo que la nena.

Pero no fue la muerte de la pequeña lo que le golpeó hasta dejarlo K.O., sino la minuciosa reconstrucción de su sufrimiento. Lo normal en un juicio es que la descripción de un parte de lesiones no dure más de veinte minutos. Invirtió dos horas y 40 minutos en el de Enma. ¡Solo en las lesiones!

—Lo dije cuando cerré mi declaración. Lo mejor que le pudo haber pasado es haber muerto. Lo mejor.

El segundo caso que no olvidará jamás se le presentó como un encargo envenenado envuelto en la pátina del respeto y la admiración. La del discípulo por el maestro. El maestro se llamaba Osvaldo Raffo y era médico forense y criminólogo. También está considerado padre de la medicina legal argentina.

—Fui discípulo de él. Osvaldo tenía una artrosis de cadera de los dos lados. Severísima. Estaba con opioides… y decidió volarse la cabeza. Me tocó hacer la autopsia. Lo dejó escrito: que uno de mis discípulos haga esta autopsia.

Por más que Federico Corasaniti considera que las personas dejan de ser personas cuando fallecen, que les falta algo —“algunos le dicen alma, otros espíritu”—, que son solo cuerpos, aquellos dos cuerpos siguen muy presentes en sus recuerdos. Y de vez en cuando, sin hacer ruido, sin avisar, le visitan, remueven sus creencias, agitan sus principios y le complican la existencia.

—Eres el único argentino que conozco —en el pueblo ahí una pequeña comunidad de argentinos, más de 300, según el cómputo del INE 2020, que no para de crecer— que no toma mate.

—Tomo, sí. Lo tengo allá dentro, en la cocina.


JULIÁN DUEÑAS

Licenciado en Periodismo y Máster en Escritura Creativa por la Universidad Complutense de Madrid, Máster en Dirección de Comunicación y Publicidad por ESIC. Profesional con 30 años de experiencia, los últimos 15 de ellos como director de la revista GEO, puesto que simultaneó durante otros cinco años con la dirección de la revista gastronómica BEEF! La publicación fue galardonada con el Premio Nacional de Gastronomía bajo su dirección. Es miembro de la Asociación de la Prensa de Madrid (APM).

7 Comments

  1. Conozco a Fede y a Caro ,hace años . Fede tuvo casos emblemáticos y en autopistas que fueron cruciales para definir desde un asesinato,hasta clarificar un accidente. Cómo diríamos en Argentina un profesional elite . Caro fue la pediatra de uno de mis hijos ….. Para los que estamos en nuestra tierra fue una gran sorpresa la decisión que tomaron y lo digo desde un círculo muy íntimo. Las oportunidades y los frutos de aquellos que lo han dejado todo a nivel profesional y como persona ,hoy por hoy es una asignatura pendiente en nuestro bendito país . Hace que aquellos que tengan la oportunidad de probar aires nuevos ,le dé un sentido a la vida .

    Si llegas a tener la oportunidad de volver a verlos , porfavor diles que desde el fin del mundo,en un lugar llamado Don Torcuato,partido de Tigre , Buenos Aires, Argentina.
    Emiliano Salas pudo leer su historia.

    Abrazo gigante

  2. Julian, hacia tiempo que no leia algo como a mi gusta. Me ha fascinado la forma de contar la historia, ampliamente descriptiva, jugando a la rayuela en la frontera de la informacion y la narrativa. He viajado por un ratito a un policial el cual confidente de gafas oscuras y casi proscrito revela datos a un periodista que busca su Watergate. Gracias y felicitaciones!

  3. Estimado Julián! Que profunda esa descripción de ese ser humano tan cálido como lo es Federico. Hombre de gran corazón, compañero, siempre con las palabras justas. Tambien he tenido el placer de trabajar con él. Era un gusto para mí aprender desde su conocimiento. Cómo decimos en Argentina, es un crack! Caro, muy amable las veces que la traté. A muchos nos dió tristeza absoluta cuando supimos que emprenderia nuevos aires. Fue su decisión. Nadie lo aceptaba, bajo ningún punto de vista que él nos dejara casi desolados. En fin. Quedé apenada pero feliz por saber que él y su familia están bien. Dile por favor Julián, que aquí se lo extraña a horrores . Envíale de mi parte, Flavia y de mi hija Sofía, que vivirá en nuestros corazones eternamente. Y tú, un periodista de la hostia. Mil felicitaciones por la entrevista.

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